La primera impresión que tuve de los búlgaros es que son unos loquitos, y la última también. Se ve que es una de las secuelas del comunismo, pero es el país con la gente más imprevisible que ví en mi vida.
Cuando decidí hacer el viaje balcánico, una de las primeras cosas que hice fue publicarlo en mi perfil de Couchsurfing para ver si, en una de esas, alguien me ofrecía alojamiento. Publiqué para Sofía, Escopia, Belgrado y Budapest. Este fue el resultado:
- Budapest: 0 mensajes
- Belgrado: 0 mensajes
- Escopia: 0 mensajes
- Sofía: 2 mensajes
¡¿2 mensajes?! Sí. Acá van.
Loquito number 1
Un búlgaro que no vivía en Sofía sino en una montaña cercana, me invitaba a visitar donde él vivía. Tenía que tomarme un bus y después caminar 7 km entre las montañas porque no tenía cómo ir a buscarme. El tipo tenía alrededor de 40 años y muchísimas referencias, todas ellas positivas, a excepción de dos. Una, neutra, de alguien que se había quedado con él y decía que el tipo le pasaba haciendo cosquillas sin motivo. Otra, negativa, decía que como al final le dijo que no iba, el búlgaro en cuestión le hizo una escena como si fuera su novia. Raro.
Loquito number 2
El segundo mensaje, un Búlgaro que me invitó a quedarme en su apto. Le dije que sí, me agregó a Facebook. A partir de ahí me empezó a hablar todas las noches. Me dijo que amaba América Latina porque la gente era más cálida y estaba excitado porque nunca había conocido un uruguashhho.
Me insistió varias veces para que escuche online la radio búlgara que él escuchaba, que ponía Daft Punk y después la Lambada. Otras noches, me preguntó que qué pensaba de los transgénicos, que él solo comía comida orgánica, que por qué vivía en Turquía, que cuál era mi religión, porque los musulmanes querían tomar Europa, que si usaba Ubuntu y que si no que me lo instale. Me dijo que tenía lindos ojos, me preguntó si yo era gay y que cuando llegara me iba a contar «su secreto» (¡ni me lo imagino!).
Me dijo que trabajaba en un call center para Alemania porque él sabe alemán y vivió allá. A pesar de todo, no hice la denuncia a la Interpol, salí airoso de todos los intentos de evangelización hippie-europeos y seguí con la idea de quedarme con él. «Después de todo loquitos hay en todos lados. Debe ser buena gente», pensé.
Cinco días antes de ir, me dijo que le picaba el ojo. Tres días antes de ir, me dijo que el ojo ya no le picaba, pero que había ido al médico y que lo tenían que operar con láser el día antes de que yo llegara. Le dije que no se preocupe, que iba a un hostel y listo, que no quería que se estrese por mí. Pero no, me dijo que los amigos están en las buenas en las malas. La noche antes de salir, el día que supuestamente lo operaron, me dijo que sí, que no, que al final no me iba a poder hospedar. Reservé hostel a los pedos y le dije que no se preocupe.
Cuando llegué a Sofía, al segundo día, me preguntó si seguía en la ciudad, que tenía el ojo todavía un poco rojo pero me quería conocer (¡y yo moría por saber su secreto!). Le dije que sí, que no había problema, que esa noche podíamos ir a tomar unas cervezas o al otro día, que me iba, ir a desayunar. Siguió conectado pero nunca respondió. Raro, ¿no?
Loquitos everywhere
No, no es raro. Sofía debe ser la ciudad con más densidad de loquitos. Y no lo digo en el sentido cariñoso o de loquito inofensivo, lo digo en el término médico de la palabra. Los búlgaros son las personas más impredecibles que he conocido. En serio. Otra gente que también conocía algunos búlgaros me habían dicho algo similar, y en Sofía lo pude comprobar. A continuación, dejo algunas fotos y algún listado de loquitos que identifiqué. Seguramente se me pierdan varios, pero comencé a confeccionar la lista mi último día en la ciudad.
- El ciclista uniformado y con bici profesional que, en lugar de llevar una cantimplora, llevaba un litro de cerveza para hidratarse.
- La señora que cuando vio que le estaba sacando una foto se tapó la cara con ambas manos.
- El chofer del bondi que me llevó desde Estambul, que cuando le pregunté si había un cambio en la estación se ofendió.
- El de migraciones, que me ordenó que me agache por era «demasiado» alto.
- Una señora de 70 años con su nieto, con una pollera azul francia y un look Marilyn Monroe.
- Los peludos vestidos con harapos negros que cuidan las iglesias.
- La señora de bigotes que le gritaba a todos los que pasaban por los baños minerales.
- La punk que se esta a cortando el pelo en una peluquería de la ciudad y tiñéndoselo de azul.
- Un señor caminando con una muleta en medio de una avenida como si fuera un vehículo más.
- Los montones de gente corriendo a toda velocidad sin sentido.
Mnnnn…será que hay tantos loquitos porque necesitan escapar de alguna manera del establishment que les tocó?… He oído de unos amigos que visitaron el pais que para decir «sí» con el cuerpo, mueven la cabeza de un lado al otro, y para decir «no» dan cabezaditas hacia delante… Al revés!!!…jajaja… Es así? Es para volverse un poco loco, al menos los foráneos… Jajaja
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