Hipsters’ paradise

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La capital del mundo tiene calles chiquitas. Los lugares más amados y reproducidos de todas las formas posibles a lo largo y ancho del planeta resultan extremadamente cotidianos y prácticos, lejos del glamour de los llaveros, remeras, lapiceras, tazas, empapelados y almohadones en donde los muestran.

Los famosos double deckers y el Underground son poco económicos y  prácticos para una ciudad que se recorre fácil en bicicleta. Porque lo que para muchos significa la ciudad de sus sueños –la mística, la encantadora– para mí, al final, fue eso: mi reencuentro con la bicicleta. Mi mayor felicidad fue aparrillar el mapa de la capital británica con mi amor a la bici y nuestro ansiado reencuentro después de meses.

Londres es una metaciudad. Una ciudad que no es sino que pretende. Hasta lo descuidado es cuidado. Y se muestra a sí misma como el mayor y mejor elaborado happening urbanístico. Desde sus edificios y su historia hasta sus habitantes, que parecen estar obligados a pertenecer a alguna de sus estereotipadas y a la vez revolucionarias tribus urbanas. 

El señor jubilado que sale feliz con sus perros y un racimo de orquídeas de la feria de flores de los domingos tiene el mismo encanto que la feria de los inmigrantes pobres, que se pasean con sus turbantes, chanclas y telas. Todo a la vez tan espontáneo y tan icónico que parece orquestrado por un director de arte de Hollywood.

Abbey Road. Un cruce. Y nada más que un cruce. Que como no necesita pretender es solo eso. Un cruce. No tiene nada que mencione a los Beatles y los conductores respetan con un temple inglés el paso de los miles de turistas que van y vienen por la zebra para sacarse la foto en esa famosa e insípida esquina. 

En Londres no hay lugar para el error ni para el mal gusto. No existen las manzanas baratas y feas ni las grasas trans. En el supermercado, todo orgánico, todo light, todo integral. Las puestos de comida son todos gourmet o de gastronomía étnica. Lo alternativo es el mainstream. 

Los grafitis ilegales son elaboradas obras de arte. El vándalo más famoso de la ciudad que es buscado por la justicia, es además protegido por el gobierno. Las cámaras de las que se esconde Banksy y a las que critica por su omnipresencia, son las mismas que vigilan que su mundialmente famoso vandalismo no sea vandalizado. 

Londres es la ciudad que es, pero mucho más es la ciudad que dice ser. Londres es un espejismo de lo que uno espera de Londres. Nada especial, si uno no espera nada especial. Todo lo que uno soñó, si uno siempre lo soñó. Ir a Londres es ir a la imaginación de uno. Más que un paseo es una lectura, un juego. Londres es un puzzle de símbolos que cada uno arma y desarma a su antojo para apropiarse de ellos y decir: soy esto. 

4 Respuestas a “Hipsters’ paradise

  1. Escribe más, y no dejes de viajar.
    Tu mirada se convierte a través de tu pluma un viaje para mí.
    Gracias.
    Hoy 23 de abril dicen que nació y murió Shakespeare, y que Cervantes fué enterrado. Acá, en Catalunya es el día de expresar nuestro amor a nuestros enamorados, y lo celebramos con libros y rosas … Ojalá puedas un Sant Jordi moverte por Barcelona. Mnnn…me gustaría leer tu mirada.

    Le gusta a 1 persona

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