
Una de las últimas fotos que sacó mi teléfono antes de cederlo gentilmente a unos hombres que me lo pidieron apuntándome con un arma.
Me siento estafado. No por los tres flacos que me robaron a punta de pistola. Me siento estafado por la sociedad, y un poco culpable también, de que lo único que hemos hecho los uruguayos con la delincuencia es quejarnos y, de a poco, acostumbrarnos a ella. Porque cuando me robaron, el último sentimiento que tuve fue de sorpresa.
El robo, para mí, no fue tan malo. Me robaron el celular, treintaypico de pesos, algunos documentos y poco más. El que más la sufrió fue mi hermano, que se le llevaron la una macbu, un disco duro y con él todo su trabajo de años. Pero a mí me sirvió. Sirvió para que mis amigos y familiares entendieran que el pacífico Uruguay es más violento que Turquía en guerra. Que vivo hace un año y medio allá y no me ha pasado nada, pero cuando vengo de visita a Uruguay, me apuntan con un revólver. Que mi vida corre más riesgo por Av. Italia y Comercio a las tres de la tarde que en un camping de inmigrantes sirios de Esmirna a las tres de la mañana. En Uruguay tendré libertad de fumar porro y putear al presidente en la cara, pero no la libertad de caminar por la calle tranquilo como en Turquía.
Los culpables de mi robo no fueron los pibes que me robaron. Tampoco fue de la policía ni de Bonomi ni del gobierno. Tampoco la severidad de las leyes, ni el capitalismo, ni la religión ni el sistema penitenciario. En este tiempo he conocido varias otras sociedades y cada vez estoy más convencido de que los robos pasan porque la sociedad legitima esos comportamientos.
Porque cagar al otro es viveza. Porque más vale desconfiar. Porque si lo encontré es mío. Porque ojos que no ven corazón que no siente y ladrón que roba ladrón tiene cien años de perdón. Porque en definitiva, si te roban, es por boludo. La culpa no es del delincuente. La culpa es tuya por confiar tanto en los otros. Porque lo obvio es que te roben, no que estés tranquilo. Entonces como en lugar de confiar desconfiamos, el culpable de todo, al final, es el que confía. Y ese es el gil. En lugar de darnos cuenta que los giles, somos todos por haber permitido romper un montón de redes de confianza que simplemente hacían nuestra convivencia más amena.
Me siento estafado por una sociedad que me enseñó a desconfiar en lugar de confiar. De no aceptar caramelos de extraños y de creer que nadie regala nada. Como si la bondad y el amor no formaran parte de las personas. De una sociedad que en lugar de vincularse se fragmenta. Que le tiene miedo a los ñerys en lugar de escucharlos y preguntarles por qué tienen los comportamientos que tienen. Que en lugar de integrar a los marginados y su cultura los excluye y les echa la culpa de los males de la sociedad. Que pide educación y deposita a los hijos en colegios privados y otros recintos para sacárselos de encima. Que critica pero de autocrítica, cero.
Me siento estafado por una sociedad que se queja del delito y ni siquiera hace una investigación por ver cuáles son sus causas. Por qué a pesar de que la policía funciona mejor que en muchos otros lados, y ha mejorado en los últimos años, se roba cada vez más. Y por qué en lugar de parar y pensar qué estamos haciendo mal, lo único que hemos hecho es acostumbrarnos a ello. Porque cuando me robaron, lo último que sentí fue sorpresa.
Estoy seguro que a los tipos que me robaron no les falta educación. Estoy seguro que tampoco les falta comida ni un smartphone. La gente como la que me robó no roba por necesidad. Roba porque eso le da estatus social. Porque viven al margen de la sociedad. Nacen en el robo y crecen en el robo, y aunque no lo necesiten, roban. Y como los excluyen, quienes los integran son las redes criminales. Por lo menos se sienten útiles y valorados.
Vivo en Uruguay y me robaron la semana pasada. Nunca me habian robado antes. La verdad, es espantoso, aunque de valor no me hayan robado nada, es tal la agreson a tu intimidad que despues tenes miedo de estar en la calle. Todo lo que decis es tal cual. Comparto absolutamente. Lo raro es que el Uruguay no era asi. Aca la gente dejaba las puertas de casa abiertas y no habia ni rejas ni robos en mi infancia. Algo paso en los 20 anios que vivi afuera, algo cambio en este pais. Y es tal cual, me da menos miedo caminar pr cualquier cudad del mundo a las tres de la maniana que a las 15 hs por la ciudad vieja, en Uruguay. O la Rambla. Que nos paso?
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Una reflexión muy interesante. No vivo en Uruguay, vivo en el perímetro industrial de Barcelona, Cataluña, España, y cuando vine de visita a este vuestro país me sorprendió ver en Montevideo que si tienes un mínimo de recursos de clase media hay que protegerse de los que no tienen. Para salir a la calle hay rejas y llaves que usar. Me pareció muy raro en una sociedad donde el nivel cultural medio es alto. Donde en una pared de la capital le un grafiti que decía «- tener, + ser». Si, sin confianza no puede darse nada, nada…sin confianza no pueden tejerse puentes entre dos orillas que parecen vivir irreconciliables. Me pregunto…cuánto vale una pistola? Vale menos que un macbu? Dónde venden lo que roban? Donde consiguen las armas? Por qué se perpetúa este sistema de que si tienes algo tienes que defenderte de los que no tienen ni tendrán a no ser que sea robando? Con pistolas acá se roban bancos, o se secuestran a personas, pero es muy raro que se use en plena calle a no ser que sea con el deseo expreso de asesinar. La pregunta es: qué sucede en Uruguay para que pasen cosas así? Sé que sólo unos días o semanas antes una mujer fue muerta a cuchillazos en plena calle de Montevideo por no dar lo que pedían los ladrones. Llegar a matar por robarte la cartera … Estoy de acuerdo contigo Leandro, lo que pasa en Uruguay no debería estar pasando, podría no estar pasando… se requiere de mucho esfuerzo por parte de muchos gobiernos seguidos , no sólo en educación, sino en sanidad, vivienda, interior, … Se podría vivir de otra manera, pero hay mucho que hacer desde los que tienen, porque los que no tienen no pueden plantearse nada nuevo…
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Si bien en algunas cosas coincido y en otras no, entiendo el momento que pasas.
creo que en este país el tema de la seguridad es filosófico ya. La filosofía de nuestros gobernantes es que el delincuente es victima y la victima es culpable. Así no existe sociedad que pueda progresar. hasta que no se aclaren las cosas seguiremos en esas pocas.
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